Tuesday, November 8, 2011

Por que debemos Orar





Nada más indispensable que la oración. Más que el aire y el alimento, pues es el alimento del alma. El que no ora está peor que el que no come: la muerte del alma será solo cuestión de tiempo. Es comúnmente a través de la oración que el ser humano recibe la gracia, las fuerzas para llevar virtuosamente la lucha de todos los días.
Entretanto, la experiencia común y fácilmente visible muestra que al hombre de nuestros días no le es fácil recoger sus sentidos y espíritu para entablar ese necesario diálogo con Dios. Las "ocupaciones", las "obligaciones", (mejor, las "agitaciones") etc., lo cierto es que aún teniendo tiempo disponible, lo que al hombre de hoy le es difícil es sosegar su espíritu para con calma y serenidad comenzar a pensar en las realidades divinas, y buscar entablar una conversación con su Hacedor.
Entonces, un primer ejercicio a realizar es buscar esos espacios a lo largo del día para sosegar el espíritu. Establecer un horario. Muy probablemente en esos instantes inquietarán a la mente las "mil cosas por hacer", pero, justamente, debemos tener claro la principal de esas "mil cosas" será buscar la disposición de ánimo para hablar con Dios. Y con el tiempo, el esfuerzo y el favor de Dios, se irá habituando el espíritu a esos espacios.
A grandes rasgos, la oración personal puede ser vocal, meditativa y contemplativa. Estos tres grandes tipos no son compartimientos enteramente separados, sino que pueden mezclarse dependiendo de cada temperamento y del nivel alcanzado por cada uno en su vida espiritual.
Por ejemplo, al momento de rezar el Rosario a la Virgen -sublime oración vocal-, es forzoso, para no imitar a los papagayos, ir meditando en las verdades de la fe que nos propone cada uno de los misterios. Por ej. la solemnidad juvenil y sacral del Niño Dios, enseñando con autoridad casta y firme a los avisados ancianos doctores de la Ley, y anteponiendo el cumplimiento de su deber divino de predicador incluso a los afectos purísimos de su Madre. O el dolor profundo, inenarrable, pero también serenísimo del Cordero sin mancha clavado en la Cruz, que tenía a la vez ojos de misericordia total hacia sus propios verdugos, y ojos contemplativos dirigidos hacia su Padre Eterno que ya abría sus brazos para recibir su alma divina. Etc.
Es decir, una oración meramente vocal, como la recitación del Rosario, ya debe estar impregnada de meditación. Entretanto, quien no encuentre con facilidad temas de meditación, aquel que fácilmente se distraiga, no debe intimidarse o desanimarse, que ningún proyecto comienza hecho, sino que todo hay que irlo construyendo...
Sin embargo, como vemos, la oración mucho se beneficia de la lectura espiritual, que nos da elementos para comunicarnos con el Creador. Es decir, el cristiano debe alimentar su oración con lectura de la biblia, o de una buena historia sagrada, o de vidas de santos, un buen catecismo, o libros de piedad preferiblemente escritos por santos, etc. ¿Que no tenemos el hábito de la lectura? Podemos también pedirlo a Dios en la oración. También se pueden recoger elementos de religión escuchando un buen programa radial o televisivo, aunque la lectura siempre prima, porque exige más el esfuerzo de la voluntad, y con ello se favorece la memorización, el recuerdo.

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