Samuel y Michel
Verlos sonreír es un gran placer, inocente uno y experimentado el otro.
Años los separan, recorrido aún falta, pero el parecido es certero.
Yo no sé que depara el destino, pero les deseo lo mejor; que ese gran cariño
que hoy se tienen, crezca y perdure por siempre.
A los cuatro años todo son risas, a los cincuenta y tantos ya no tanto!
Poder ver la vida en rosa a todos nos provoca.
Por eso les digo, evoca lo que quieres que eso te toca.
Amor, ternura y vida para compartir.
De niños queremos crecer, de grandes nos preguntamos; en qué momento.
Todo pasa tan rápido, que hay que vivirlo y después veremos.
Si tuviéramos todo escrito de antemano, el guión no sería tan emocionante.
Así que vive el presente y aprende.
La genética nos determina, el ambiente nos influencia y el libre albedrío elige.
Lo que fueron nuestros abuelos permanece en nosotros y lo que seremos,
depende de nosotros, mejor darnos la oportunidad de vivir intensamente,
con empatía y amor al Universo.
MariCarmen, profundizas de maravilla en cómo atesorar los momentos felices. Son oportunidades que nos da la vida y hay que disfrutarlos, sin duda alguan. En este caso los nietos. Bonita foto la que nos dejas, me alegro por toda la familia. Yo tengo los nietos muy lejos, pero gracias a Dios he podido disfrutar esta navidad de dos de ellos. Todo habita en nosotros, los genes, la educación y la actitud ante la vida. Me alegra por ese equilibrio interior que nos dejas, que nos habla de tu dicha con la familia y con la vida, amiga.
ReplyDeleteMi abrazo entrañable y feliz mes de febreto.
Por aquí, en Andalucía, solemos decir: "a vivir, que la vida son dos días", y solemos rematarlo con otra que dice: la vida hay que disfrutarla... y cuando llegue el momento, que nos quiten lo bailao.
ReplyDeleteMe ha encantado tu sabia reflexión, tanto, como las sonrisas de Samuel y Michel.
Un cordial saludo, Mari Carmen, y me he alegrado mucho de volver a dar contigo, ya que perdí tu pista por una avería que tuve en el ordenador, hace ya bastantes años.